viernes, 14 de diciembre de 2007

el artista - 1ª parte

Un colega mio en su faceta de escritor xD si os gusta pongo las dos partes restantes de la historia


El artista- parte 1.

Sentada en esta despacho, pequeño, tibio como la fría noche, miro al sucio techo y digo:
-Vaya mierda de vida.
-No te quejes tanto.-Oigo, y me estremezco. Suspiro cuando veo a mi compañero de pasillo asomando su cabeza. Ese hermoso rostro humano, con ese cuerpo atlético perfecto...
¡Dios, aleja esos pensamientos de tu cabeza, estás felizmente casada!
-Dime, Ail-pido con naturalidad.
-Tenemos un nuevo caso. Nos han llamado diciendo que un hombre ha atacado a una en el bosque. Se estarían divirtiendo en el lugar equivocado.
-¿Cuánto hace que han llamado?
-Tres minutos, pero ocurrió hace unas horas. No te preocupes, tengo la zona controlada.
-¿Un caso interesante?
-Nunca nos darán un caso interesante.
Suspiro. Recuerdo el largo camino que ya han trazado otros compañeros nuestros y me deprimo en mi propia miseria y misericordia...
Como si me hubiese leído la mente, Ail afirma:
-No debemos seguir el camino de los demás, cada uno debe hacerse uno para si. Prepárate, en cinco minutos estamos fuera.

Transcurrido ese tiempo, nos hallamos dentro del coche. Conduce él, puesta su atención en el volante. Hablamos con ligereza sobre posibles motivos del ataque. La pareja no había resultado herida, y ese hombre parecía furioso, aunque no pudieron verle muy bien debido a la oscuridad de la noche. Mi reloj me dice que son poco más de las once de la noche.
-El porqué estaba la pareja allí está claro, Elis. Al hombre no consigo encajarlo. El móvil del ataque puede ser cualquier cosa...
-Recemos para encontrar alguna pista. El sistema de proceder, el de siempre, ¿me equivoco?
-¡Te equivocas en lo de rezar, mi amiga eliona! ¿Me doblas en la edad y todavía no caes?
Sonrio. Es cierto.
Pertenezco a los eliones, escasos aquí en Demie. Crecemos la mitad de rápido que el resto de razas, vivimos el doble... sufrimos el doble... Ail y yo tenemos la misma edad aparentemente, pero yo rondo los cincuenta. Él es tierno, es hermoso, es fuerte, pero sobre todo inteligente, exageradamente inteligente.
-¡Eh, deja de andar por las nubes!
A veces, también es divertido.
-De acuerdo, nada de rezar.
-Haz lo que quieras, pero rápido. Ya estamos llegando.

Nuestros cuerpos sintieron un ligero escalofrío al pisar tierra firma. No ha sido una buena idea, acercarnos a estas horas...
-Creo que no vamos a encontrar nada-suspiro.
Un grito, a lo lejos, viaja junto a los elementos y nos acaricia los sentidos. Nos dirigimos hacia allí con precaución, afinando nuestra vista. Yo voy delante, el vigila mis espaldas. Mi mano está preparada para cualquier ataque.
Camino entre el escueto bosque, bajo el amparo de árboles cuyas hojas le dedican a la noche su muerte, y al fondo de este su lamento, haciéndose cada vez más estertoreo.
Mi compañero pide permiso para un hechizo de luz, afirmo, y a los pocos segundos, la luminosidad de una pequeña lampara surge de entre sus manos. Su rostro es fiero en la penumbra.
"¿Qué ocurre...?"
Miro al suelo. Mis ojos me muestran papel rasgado, me agacho y lo escruto con atención. Está pintado... más adelante hay más. No solo al frente, por todas partes. Estoy rodeada.
-Son cuadros, cuadros destrozados. Maldita sea... estos trazos están realizados por un auténtico maestro...
-Largo de aquí-dice una voz potente, que nos intimida y acaricia la piel con dureza.
Los gritos habían cesado. Todo silencio, tanto que podíamos escuchar, inquietos, como las ojas al caer de los arboles provocaban una tintineante melodía. Juntas, era el llanto de un piano.
-Somos policías de Demie, diríjase hacia la luz, por favor.
-No.
-No se oculte en las sombras, salga, es una orden-exclama Ail.
-¿Sombras? Lo que tú llamas sombras, es la luz que no ves.
Noto como mi compañero se agita, buscando al hombre. Pero la voz parece acecharnos por todas partes. Nos sentimos invadidos.
-Debe dar parte de estas obras de arte. Ayude a esta sociedad entregándose por su delito.
El silencio fue el invitado de honor durante agobiantes segundos. Entonces, esa voz esgrimió con fuerza sus palabras y nos atacó con poderío:
-¿Obras de arte? Que salga de tu boca que eso no es más que basura, basura trazada con recelo y deseos de poderío, con falta de ingenio, con oscuridad. El arte ha abandonado a sus hijos en la cuneta de la desdicha, entregándole el don de realizar estas estúpidas barbaries, este descontrol de formas, estos sin sentidos... No, policías de Demie, se equivocan, esto no son obras de arte. Ya no existen tales obras, solo clones. Nuevos y originales al nacer, copias y basura al morir, y entre medias, el advenimiento del fracaso.
Ail pensaba en llevar acabo su misión, por eso alzó la mano, con el dedo índice hacia arriba.
-Déjese de rodeos.
-Déjese usted de prepotencia, adiós, joven inspector, cuide de su enamorada y compañera de trabajo.

Y la voz desapareció. Ya no estaba allí. Pero lo que realmente nos dejó petrificados cual estatua, fueron sus últimas palabras: "enamorada y compañera". Bajo la tibia luz de la noche, no logró nunca a comprender Ail cuanto me sonrojé, porque por su mente recorrían todos y cada uno de los segundos que habían pasado dentro de ese bosque, y...

...y ahora me toca a mi salir de caza...

Antonio Guillermo Yuste Armero "Yonamoe"

No hay comentarios: